El cuento es una narración breve basada en hechos reales o
ficticios, cuya trama es protagonizada por un grupo reducido de personajes y
con un argumento relativamente sencillo.
Cuenta una vieja historia que en un bello país había un rico
comerciante que tenía una bella hija llamada Cenicienta.
Padre e hija vivían solos en una esplendorosa casa porque el
comerciante había enviudado. La madre de Cenicienta había sido tan bella como
la hija, pero una repentina enfermedad había acabado con su vida.
Solos vivieron unos años hasta que el padre decidió que su
hija merecía las atenciones y el cuidado de una nueva madre. Por ello contrajo
matrimonio con una respetable señora, que también tenía dos hijas de la misma
edad aproximadamente de Cenicienta, aunque ante la belleza de esta las dos
deslucían completamente.
Por ello, desde el principio la nueva madrastra y sus hijas
miraban con profunda envidia a la tierna Cenicienta.
Pasaron otros pocos años y la desgracia se apoderaría de la
bella muchacha. Su padre también murió de forma imprevista, por lo que el
control de la casa y la fortuna familiar recayó sobre la madrastra, quien lo
malgastó satisfaciendo sus caprichos y los de sus hijas.
Bajo el régimen despótico de estas, Cenicienta acabó siendo
sirvienta en la casa que la vio nacer, y que por derecho merecía más que estas.
Sus jornadas se tornaban tortuosas, pues tenía que hacerlo
todo en la casa, mientras sus hermanastras y madrastra vivían rampantes, sin
hacer nada salvo explotarla.
Un día a la casa llegó la noticia de que el rey ofrecía un
baile donde se seleccionaría la chica a la que el príncipe desposaría.
Cenicienta, que había visto al príncipe en alguna que otra
ocasión y sentía simpatía por él, le preguntó a la madrastra si podía ir.
Con burla, esta le dijo que si hacía todos los deberes para
esa fecha y encontraba un vestido decente le permitiría asistir con sus hijas.
Sin embargo, durante esos días recargó tanto de tareas a la
muchacha, que si no hubiese sido por la ayuda de los animales de la casa, los
únicos amigos de Cenicienta, esta ciertamente no hubiese terminado en tiempo y
mucho menos hubiese tenido un vestido hermoso con el que ir.
Así, llegó la fecha marcada y Cenicienta, con todo
terminado, bajó a la sala en un lindo vestido que había sido de su madre y sus
amigos le habían ayudado a preparar para la ocasión.
Muertas de envidia las hermanastras se arrojaron sobre ella
y destruyeron su vestido, con lo que a Cenicienta no le quedó otra que echarse
a llorar de impotencia mientras la madrastra y sus envidiosas y poco agraciadas
hijas iban al baile.
Tanto lloró Cenicienta que sus sollozos llegaron a los oídos
del hada madrina de las causas imposibles, quien fue hasta la otrora casa de un
rico comerciante y su linda hija.
Al ver a la muchacha y conocer la causa de su llanto, el
hada madrina le dijo que haría posible que fuese al baile, con la condición de
que regresara antes del término de las 12 campanadas que anunciaban la
medianoche.
Cenicienta accedió y con tan solo unos golpes de varita del
hada, quedó vestida divinamente para la ocasión.
Asimismo, tenía a su disposición un bello carruaje hecho a
partir de una calabaza y personal de servicio, que eran sus amigos animales
transformados por arte de magia.
Sin perder un segundo Cenicienta fue al palacio y apenas
llegó todos quedaron maravillados por su belleza, incluido el príncipe, que la
invitó a bailar de inmediato.
Toda la noche danzaron juntos, pues en el corazón del joven
no había cabida para ninguna otra de las asistentes al baile.
Aunque les resultaba familiar la misteriosa muchacha, ni la
madrastra ni sus hijas pudieron reconocer a Cenicienta, que apenas empezaron a
sonar las campanadas de las doce de la medianoche se percató de su descuido y
huyó de los brazos del príncipe.
Este quedó destrozado y la siguió por unos instantes, pero
no le fue posible darle alcance a la mujer con la que sentía debía casarse sin
perder un día más.
Por suerte para él, en su carrera Cenicienta dejó una de las
zapatillas de cristal que el hada le había dado para que calzase, así que su
pena podría tener solución.
Al día siguiente todo era igual que siempre en casa de
Cenicienta, salvo por una cosa. Aguardaban a la caravana real, que estaba yendo
casa por casa y probando la zapatilla de la misteriosa joven a todas las
muchachas de la comarca.
A la que calzase la zapatilla, sería llevada de inmediato a
palacio para contraer nupcias con el príncipe.
Cuando llegaron a casa de Cenicienta, que había sido
encerrada por su madrastra para no optar por la rara prueba, las dos
hermanastras se esforzaron por que les sirviese la zapatilla, pero todo fue en
vano.
Como no parecía haber más nadie en ese domicilio la caravana
estaba a punto de partir, mas una vez más los animalitos ayudaron a Cenicienta
y la liberaron de su encierro.
La chica pudo probarse su zapatilla y casarse con el
príncipe, con lo que puso punto final a todo su infortunio y ganó la felicidad
total para toda su vida.
Fin.
Preguntas para practicar la comprensión del cuento “La
Cenicienta”:
1. ¿Por qué la
madrastra y hermanastras de Cenicienta la maltrataban?
2. ¿Qué le hicieron
la madrastra y hermanastras a Cenicienta para que no fuera al baile del
Príncipe?
3. ¿Quién hizo
posible que Cenicienta fuera al baile?
4. ¿A qué hora
debía volver a casa Cenicienta?
5. ¿Qué objetó
perdió Cenicienta?
6. ¿Por qué el
Príncipe se casó finalmente con Cenicienta?
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